Ficha de Sid.

Sid

"And I will hope that you don't die before me"

"DESCRIPCIÓN MENTAL"

Patética. Desagradecida. Cobarde.
Traidora.
Sid nunca ha sido bien halagada entre aquellos que conocen sobre ella y las decisiones que decidió no tomar. El si es, realmente, todo lo que dicen que es, puede ser otra completa historia. Ella nunca lo negará, porque hace tiempo que dejó de esforzarse, abandonándose a sí a la vida de los solitarios.
A primera vista puede parecer una loba cansada y abatida, abiertamente pesimista sobre el futuro y las posibilidades que le puedan quedar. Puede resultar tormentoso el tratar de lidiar con ese aspecto de la fémina y, a ser honestos, quizás sea una de las miles razones por las que acabó vagando por su cuenta. Muchos la etiquetarían como ''seria'', y no se equivocan, en verdad. Sin embargo, en el gran vacío inexplicable que puede resultar su psicología, hay un ápice de color, brotando como un pequeño trébol en algún rincón.
Y ésa podría ser la única razón por la que alguien querría jamás en algún momento estar a su lado.
Cariño.
Protección.
De alguna forma, es capaz de transmitir el sentimiento de una madre cuidando de sus lobeznos, siendo protectiva y caritativa, siempre pendiente y siempre atenta, entregada. Quizás sea difícil notarlo al principio; quizás ni siquiera ella lo entienda. Pero sigue ahí.

"DESCRIPCIÓN ATLÉTICA"

Sus ojos están cansados. No son tan audaces y precisos como los de otros lobos, de su edad o menores; esto no quiere decir que sea ciega. Sin embargo, no son lo que una vez fueron, y a la larga, puede mostrarse como una desventaja. No obstante aún conserva fuertes puntos a su favor, los cuales ha logrado poder ser capaz de sacarles el máximo provecho, como son sus fuertes zarpas, las cuales le permiten derrumbar presas y correr veloz tras ellas. En compensación a su no tan buena visión, su sentido del oído está bastante desarrollado, así como el del olfato el cual naturalmente es una arma potente en los lobos de por sí.

"HISTORIA"

En algún lugar entre las montañas, hace mucho tiempo, solía haber una manada, hoy día disuelta y olvidada, de tal forma que ni siquiera Sid pudo haber llegado a conocerla a fondo, apenas siendo capaz de vivir durante la más fría y dura etapa de ésta, cuando finalizaba su legado.

Su memoria vagamente comienza siendo llevada por su madre, quien la agarraba por el pescuezo con su hocico. El sonido de las hojas sufrir bajo sus fuertes zarpas, seguras y dominantes. Su propia cola agitarse con suavidad, colgando, marcando el compás de los pasos de la vieja loba que la cargaba, y los distintos olores que las consumían.

Recuerda, aún, el aroma de su madre. Los más delicados rasgos que la formaban, sus ojos, su hocico y su cálido pelaje.

Y recuerda las primeras y últimas palabras que le escucharía decir.

''No mueras antes que yo. Sid. ''.

Ese fue el día que recibió un nombre, así como el último en el que jamás vería a su madre.
Era curioso cómo hasta ese día, nunca antes había realmente hablado con ella.
Recordaba cómo aullaba, recordaba cómo gruñía y cómo ladraba tras sus presas.
Recordaba tanto, y sin embargo, tan poco.

Es, ciertamente, curioso pensar cómo aquello sería el comienzo de su historia, en realidad. Cómo sería acogida por una manada, cómo nunca más nadie hablaría sobre su madre o mencionaría cómo la cachorra llegó allí. Todo, simplemente, fue natural.

Como si estuviese planeado.

Creció como los demás, guiada por un lobo al que llamaba 'padre', aunque no estuviesen relacionados por sangre, y se hizo al sentimiento de manada. No pasó mucho hasta que comenzó a esperarse de ella entregar más de lo que realmente podría estar dispuesta a dar.

Los conflictos surgieron en la manada y ésta se dividió en dos grupos, cada uno con sus propias ideas, completamente opuestas.

Y Sid, simplemente, era indiferente a aquél conflicto, a pesar de que todo sucedió frente a sus morros. Las disputas surgieron, traiciones fueron llevadas a cabo y, finalmente, las batallas surgieron.

Su 'padre' luchaba por sus propias causas; quería alcanzar el poder, seguido de sus compañeros y seguidores.

A ella todo le daba igual.
Era un sentimiento lejano, como si estuviese sentada desde unas altas rocas observando todo.
Frío e insólito.
Indiferencia.

Y no, no pasó nada heroico. No se defendió ni defendió a nadie. Ni siquiera luchó. En plena batalla, frente a quienes antes eran sus compañeros de manada, con ambas sus zarpas hundidas en la sangre de su primera muerte a un antiguo compañero, la indiferencia se convirtió en ira.

La ira se hizo temor.

Y el temor la arrastró fuera de allí, huyendo para lo que sería el resto de su vida.

Y así llegamos a hoy día, donde aún arrastra su huida, tratando de olvidar su propia cobardía y falta de sentimiento, arrepintiéndose de no haber sido valiente. No valiente y haber defendido algún bando, sino valiente de haber aullado y protegido a los suyos. De haber alzado su voz y haberles hecho ver cómo se estaban matando entre hermanos.

Pero eso, ya no importa.

Quizás mañana cace un ciervo.

"OTROS DATOS"

*Tiene una gran dificultad para diferenciar bien entre los colores, siendo capaz de percibirlos de una manera distinta (por ejemplo, en vez de amarillo, naranja o marrón; en vez de azul, violeta...).

*Indispuesta a hablar sobre su propia verdadera historia, inventa otras historias, en ocasiones mucho mejores que la verdadera.

*Se atormenta con el hecho de haber matado a un lobo.

*Es muy probable que, en el caso de que surja un conflicto con otro lobo y las cosas se pongan agresivas, se niegue a atacar y/o reciba los golpes como si los mereciera. O bien puede huir. Rara -por no decir NUNCA- atacará a otro lobo en serio.